domingo, 26 de agosto de 2012

Que hago a 80 metros bajo tierra


A COVA DE TEIXEIRA

 Dedicado con muchísimo cariño a Mi amigo Nicolás De Dobresengos



Después del temporal Viene la calma. Y después de un día horrible, en el que dormí apenas tres horas  conduje 900 km, me decidí a llamar a Nicolás de Dobresengos para que me iniciase, por fin, en el mundo de la Espeleología. Como no,…., en el Caurel.

Y aquí estoy aparcando en alto do Poio mirando como la ha quedado la furgoneta a Nicolás.
Entro en el bar y me encuentro a Nico que me ofrece la mano. Yo se la aparto y le doy un abrazo porque me da la gana. Tomamos un café mientras que hablamos de que comer, conversación que parece interesarle también al hostelero, que no se separa de nosotros con actitud expectante. Finalmente decidimos comer después de la cueva y tan solo nos llevamos unas chocolatinas para pasar el día.

Y ahí vamos camino a Teixeira donde está la cueva. Por el camino Nico me va explicando un poco como es la cueva y que tal esta de ánimos, y un montón de cosas más que no compartiremos hoy.

Nico habla con una cadencia especial. Con pausas acentuadas con un movimiento del cuerpo hacia delante. Como remarcando los puntos fuertes, las moralejas de cada una de sus frases. Además es un hombre que habla con muchos “Absolutos”: Nunca, Nada, Total, Y uno en especial que lo caracteriza es la palabra “trampa”. Cuando Nico (estando en cueva) te quiere animar para que te atrevas a pasar por una gatera, dice: “Vente que no es un trampa” o “No creas que hay trampa”. También cuando te quiere decir algo importante, se refiere a ese tema como: “No es una trampa”.
Supongo que en el imaginario subconsciente de Nico (todos tenemos uno) la vida se divide en: tirar palante o trampa.



Esta forma de hablar se hace especialmente interesante a la entrada de la cueva. Pues Nico se descubre como un maestro paciente que explica con frases concretas, acentuando con un gesto en la clave de la explicación. Tal es así que no me queda ninguna duda acerca de por qué es bueno amarrar el arnés “Hasta que haga daño, pues entonces menos daño te hará luego”.

De esta forma empezamos a colocar las cuerdas en un Espit de la pared.




Realmente acerté cuando me imagine como era el método de trabajo en espeleo. Es algo constructivo. De forma que además de un esfuerzo físico hay una necesidad importante de orientación y una necesaria capacidad de posicionamiento de cuerdas. Nico va colocando tramos de cuerdas que cuelgan verticalmente, enlazadas en puntos concretos donde podrían rozar con la pared y colgando al final de cada tramo, formando un gran seno. También es importante que los amarres de cabecera, sean dobles. Y a mayores las dos orejas del nudo ocho han de hacer la misma presión en los dos mosquetones, para repartir el peso.  El resultado de todo esto es ver a Nicolás durante diez minutos, ajustando las distintas longitudes de las orejas del ocho.

 


Comenzamos el descenso.

Primero descendemos 8 metros hasta un primer piso, donde veo un Nido como de Pega. Nico me habla, me cuenta, que hace años tuvieron un incidente con una Choia en una cueva. Y a mí se me ocurre que ese nido (que está bien adentro) puede ser un nido de Choia.  Finalmente, esto se hace más evidente cuando me doy cuenta de que en Caurel hay dos cuevas que se llaman “Cova das choias”. En Brollon y en Visuña. Supongo que, por lo menos por esta zona, las Choias que hay, anidan en cueva.


Tenemos una cuesta de unos 50 metros hacia abajo. Llena de piedras que se van moviendo mientras andamos. Nicolás me pide ir el primero y que luego pase yo. Tal es así que lo dejo pasar quedándome bien quieto para no tirarle ninguna piedra a rolos. Veo que se aleja y que de repente su paso se ralentiza a la altura de un recodo donde se mete sin decir nada. Y yo espero a que el me invite a continuar,… y pasa el tiempo. Un buen rato después le pregunto si pasa algo y me dice: - No,.., estoy esperando que vengas,.. Es que no me gusta meter prisa.

Una cosa que debería decir de las cuevas, es la claridad del sonido de las conversaciones. Nicolás podía sestar separado de mí unos 20 metros y hablábamos sin forzar en absoluto la voz,…., incluso un detalle más, acerca del hablar allí,… que me es difícil expresar.

Acabando esa cuesta llegamos al segundo piso. Donde se abre una grieta en el suelo de unos 20m. Y donde descansan los huesos de un Canido. Supongo que cayó al primer piso, oliendo algo comestible y jamás pudo salir.

La grieta, color chocolate con leche, se abre unos 40 cm. Y tiene los bordes afilados y con forma de ondas. Parece un escenario de Tolkien.







Ahí montamos la segunda cabecera
 .
 Nico me avisa:” hay un momento de este rapel donde se estrecha, pero no es trampa”. Baja el primero













Cuando me toca a mi, me siento en la grieta y coloco todos los aparatos: stop y freno y lña saca colgando por el medio de las piernas. Me dejo escurrir.

La grieta por la que bajo tiene unos 20 metros, pero Nico ha preparado un reenvío en la mitad donde tendré que cambiarme a otra cuerda. Siento el roce de la pared en la espalda y el pecho Y no dejo de agarra la cuerda que sale por el freno , pues con el stop liberado bajaría a mucha velocidad. Nico me anima desde abajo.

Llego al reevio y me dispongo a hacer la misma operación que hice antes en la cabecera.

 

Solo que si antes estaba cómodamente sentado en una grieta estilo “Mordor”, ahora estoy bloqueándome con la piernas y la espalda y una saca colgando poco menos que  de los huevos.



 Pero sin mayores dificultades consigo enlazar los dos des trepes y ya estoy en el piso -3 a unos -40 o -50 m.

Aquí avanzamos un poco y se abre una galería abovedada. Le pregunto a nico si ya llegamso y me dice que no. Aun queda otro destrepe. Nos acercamos hacia el final de esa galería y en el suelo se abre otra grieta mucho mas ancha que la anterior y esta vez en perpendicular, como haciendo una T con las anteriores grietas. Cuando nos encaramamos a ella, anclados al pasamanos de cable, vemos perfectamente el fondo y una galería amplia que se pierde allá al fondo por la derecha. Hasta ahí abajo es hasta donde llegan los planos. Rapelamos de nuevo.



Llegamos al fondo y nos quitamos los arneses. Comemos un poco y nos vamos a pasear por la galería que se abre a la derecha.

Estas galerías son unas aperturas amplias cuyas formas dejan claro la presencia de un rio a través de diferentes eras. Realmente estamos circulando por un meandro que estaba fluyente hace mil años, que estaba por erosionar hace veinte mil años. Y que actualmente tiene un rio a 20 metros de profundidad. En las paredes vemos las formas que trabajo el agua. Líneas hidrodinámicas que escaparon a la erosión y que ahora dibujan, lo que fue, la dirección y la fuerza del agua.



Nico me dice: Aquí tenemos que bajar para llegar al rio. Y sin arneses comenzamos a destrepar , con técnicas de oposición, por unas grietas en el suelo a traes de paredes estrechas. Hasta llegar al alma. Al trofeo de la cueva. Puesto que después de un rato llegamos a unas galerías, más pequeñas, a más profundidad, por donde fluye un rio azul turquesa, perfectamente encañonado de un metro y medio de ancho.




Lo primero que se me pasa por la cabeza es tirarme a el, pues doy por hecho que voy a salir empapado de todas maneras, pero luego pienso en el frio y en las horas que me quedan dentro de la cueva. Bajamos hacia el e intentamos buscar el comienzo del rio, remontando camino hacia la abertura de la cueva, pero unos 70-80 m. por debajo.

Descansamos el tiempo que tarda una bellota en caer de un taburete, pues Nico dice: - Ahora .es por aquí.

Y se mete por un agujero por el que casi no cabía, diciendo: -pasa, pasa, que pasamos. Y yo con mis kilitos, pienso: Como pase, tapono, y no salimos más los dos. Al final me vi a medio camino en una gatera arrastrándome con los brazos, sintiendo el contacto de la pared en la espalda. Y se me dio por pensar la cantidad de kilos que tenía en ese momento encima. De esta forma tan estúpida empecé a ponerme nervioso, justo en la mitad. Muy nervioso. Tanto que en un momento determinado no me quedó más remedio que “Invocar a Fernando Corazón de León”

¿Alguna vez en la vida os han llamado chulos?, a mi me a pasado (cada vez menos, pues madurar en mi caso a significado hacerme más humilde). Pero hay veces que está bien sacar un pequeño recuerdo de, aquello que te motiva.

Así que me obligué a mi mismo a quedarme un rato hasta revertir las sensaciones. Al final me imagine que esa sensación era parecida a la de los presos que se escapan por un túnel, me perdone y continúe hacia delante. Se abría otra vez la galería.

A partir de aquí Nico se transformó. Ya no estaba tan pendiente de mí. Se movía de izquierda a derecha esquivando la grieta constante que teníamos bajo nuestros pies, a veces se perdía durante un rato por una abertura lateral (Meandros) y luego volvía diciendo : -por aquí no es , seguimos . Sin perder un ápice el ritmo.

Por el Camino, se paro en una grieta de 1 metro de altura y 20 cm de ancho:- La autopista (Dijo). – por aquí nos metimos Fran y yo pa  ver a donde llegaba. (adjunto foto inferior)


Tócate los pies por donde se metieron estos

 Trabajamos todo lo que pudimos las galerías mas profundas de esa cueva, metiéndonos incluso por los sitios donde otros espeleólogos nos marcaban final de camino.

Hablando de las marcas tengo que decir  que vimos varios tipos. Desde un hito luminoso y reflectante hasta pegatinas reflectantes con forma de flecha.


Pero sin duda las mas graciosas son las hechas encima del barro. Son marcas que pueden llevar ahí 2 años qy que tardaran sabe dios cuanto en borrarse. En concreto la que nos indicaba (creemos) final de camino estaba hecha en barro






Otras que no sabemos lo que eran



Y una que nos indicaba que un tal toni es homosexual.(Toni maricon  ) (Hay quien busca trabajo en cualquier lado)


 Después de ver orejas de burro


 




Formaciones curiosas y estalactitas

Tocó volver y lo único que me preocupaba era pasar de nuevo por la gatera.
Pero ya no fue un problema
(fotos saliendo de la gatera)



Solo destacar de camino hacia la entrada, que en lo mas prfundo de la cueva, temblando, nos encontramos con un murciélago. Lo que me sorprendió (además de que no intentase huir y se quedase temblando delante de nuestros focos) es que fuese a dormir a semejante profundidad, pues me imagino una subida complicada hasta cualquier sitio donde comer algún bicho. Sin molestarlo mas , lo dejamos descansando.



Desandamos todo el camino









Hasta el final


Me temo que próximamente, iniciaremos en el club una sección de espeleo

3 comentarios:

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