martes, 12 de noviembre de 2024

Presentación Libro " Campus Terra" Viernes 29 noviembre 2024. Casa da cultura Pontedeume

 
 

Me encanta que penséis que me invento los nombres de los animales y plantas, es curioso lo que interpretáis cuando arriesgo a adivinar el nombre del árbol de cuya hoja observo con concentración hipnótica en mi mano, casi haciendo teatro.

La realidad es que yo no se cual es el ser vivo que observo, pero se donde esta ordenado dentro de un gran archivador que aprendí a reconocer cuando estudié. Solo se “el género” y el cromo sería “la especie”. Si los distinguís fijaros que nunca arriesgo mucho más que el género.

Y de esta forma cada animal que encuentro lo intento encasillar dentro de ese archivador, y dejan de ser animales o plantas, pasan a ser una colección de cromos en el que la verdadera emoción es saber si lo que tengo en las manos es un cromo nuevo o repetido.

Y en ese momento que observo, mientras me miráis con el teléfono en la mano dispuestos a googlear el nombre que acabo de soltar, por dentro, me rio un montón. Y ahora vais a entender por qué.

Pero no quiero por nada del mundo que paréis de reíros de mí, me encanta veros reír. Me habéis dado tanto que me congratula veros felices.

No tengo necesidad de disimular, pues, quizás, junto con mis hijas, sois las únicas personas con las que puedo ser yo mismo. Ante eso, no me deis por loco, ni os asustéis, dadme si queréis por incauto o por infantil. Quizás esa sea la mayor verdad.

Aunque valorad, que para mí no hay riesgo, pues yo, que soy de Pontedeume como vosotros, no lo soy de la misma forma, sino que pertenezco de la misma manera en la que los cometas pertenecen al sistema solar. Mientras que vosotros, planetas, estáis allí siempre, a mi el sol solo me descongela cada mucho tiempo, y es una maravilla pasar a veros, y huir de algún gran grupo al que nunca he pertenecido.


Y por eso no hay noche que me llegue para conducir. Y ahora vais a entender por qué.

Y que mi forma de crecer empieza con vosotros y se conforma a años luz. Y volver es una cuestión de gravedad, repostaje y disparo. Que el mundo se divide entre ciclos fuera y dentro de vuestro entorno, mi cuna.

Y recargando vuelvo al muelle, al torreón y al parque. Y me siento donde se sentaba mi abuelo a charlar con sus amigos y recuerdo cuando le traía abejas atrapadas, cuando en una flor las rodeaba con una bolsa de pipas, y él, riendo, me decía que, ya había visto alguna. Y sentado en el banco soy pura nostalgia y en segundos mi personalidad se desdibuja y siento lo que sentía de niño, el mismo animo infantil y vuelvo a recordar, más que lo que soy, lo que ansiaba.

Y por eso necesito perderme por las calles mientras os busco, y cuanto más tardo en encontraros más recovecos reconozco, y a cada esquina escalón o árbol reconozco una ansiedad, una emoción, una piedad, una verdadera maquina del tiempo.

Es una maravilla que estéis ocupados justo en el momento en el que llego.  Con el suficiente retraso puedo incluso subir al Valhala de Boavista. Mirar en profundidad el túnel que forman las largas escaleras me transporta a un estado emocional concreto. Un sitio muy arraigado dentro de mis emociones, raro e íntimo a la vez. Y no hay ninguna preocupación en el mundo que sea capaz de superar el primer escalón. Y a cada peldaño que piso mi alma se desestructura un poco más, no teniendo, ya arriba, ningún cuero viejo de madurez, y me siento a mirar la venta de la casa de mi abuelo. Y el mundo, allí deja de girar… Nunca, nada, está mas dentro de mí que la ventana de la habitación de mi abuelo vista desde la calle, arriba de todo.

Y por eso cuando llego al pueblo nunca tengo prisa por encontrarme con vosotros. Y ahora sabéis porque. 

Este libro trata,...., de cuando he estado fuera.

 


 

  

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